Elementos decorativos chinos

{ miércoles, 11 de junio de 2008 }

El opulento estilo de China, con sus muebles tallados y sus papeles pintados estampados, es fácil de reproducir.


Los revestimientos de pared de inspiración oriental se pueden embellecer enfatizando el dibujo con unos recortes, y las telas son ideales para confeccionar cojines, cubrecamas y cortinas. El mobiliario puede ser una mezcla ecléctica, como se daba a menudo durante los siglos XVIII y XIX; los muebles chinos de madera trabajada, combinados con otros modernos de caña o rattan o bien con muebles pintados imitando el bambú.


El tema se puede completar con alfombras orientales y con colecciones de porcelana o de abanicos. Los colores deben ser fuertes, pero algo apagados: rojo chino suave, casi terracota, o rojo laca más fuerte, combinado con verdes intensos, negros y dorados, mezclados con cremas neutros. Notas de color verde jade, amarillo o turquesa: los colores que se encuentran en los adornos orientales.

Estilos: El imperio de los sentidos

{ lunes, 9 de junio de 2008 }

Tomando como inspiración el diseño y la arquitectura de una casa vietnamita propuesta por los actuales dueños, el Estudh Le Monnier, Preiti, lanada Arquitectos le dio vida a este auténtico palacio oriental, con un jardín zen que desemboca en la la­guna, del barrio y una decoración que apela a la riqueza de los lujos asiáticos y los eleva a su máxima expresión.


El jardín de la vida


El prestigioso paisajista Yasuo Inomata, del Jardín Japonés de Buenos Aires, fue el encargado de diseñar en el frente de la casa este auténtico jardín zen –o "jardín de la vida"- con piedras de diferentes alturas sobre cuarzo blanco y un marco de piedra bola negra. Visto desde arriba, este jardín seco se asemeja a un paisaje artificial de montañas y arena, con un borde de juncos que se funde con un damero de césped y piedra de diseño irregular, que termina casi en la laguna. Al fondo, se agrupan palmeras y juncos.


Instantes Zen


Una imagen de la entrada de la casa, con un puente de acceso en lapacho sobre un estanque japonés con nenúfares o flores de loto, papiros y plantas palustres, todo diseñado por el paisajista Yasuo Inomata. En un lateral del jardín, el damero perfecto de césped y piedra aparece bordeado por pequeños juncos. Detrás está el jardín seco, que se recorta contra los muros pintados de color visón. Como una marca de fuego, la imagen adaptada del símbolo de la vida japonés aparece cavada en el muro, junto al piso de piedra bola, conforma una auténtica postal de Oriente. En otro lateral de la casa, se puede apreciar la perfecta conjunción entre el diseño austero y la fuerza de los volúmenes. El techo a dos aguas de chapa tiene la típica caída japonesa y los infaltables faroles orientales (Herrería Artistica)


Arquitectura Vietnamita


El frente de la casa muestra el volumen que se despega hacia adelante, con el puente de acceso en la planta baja y el cuarto de huéspe­des con balcón en el primer piso (Arq. Marcelo Villalba para Interlatino). El techo de chapa que sobresale de los límites de la pared, termina de cerrar esta auténtica imagen de una pagoda. Otro guiño inspirado en la arquitectura oriental es esta estructura cuadrada de madera de lapacho, que toma las dos plantas y actúa como un corazón verde dentro de la casa. Está decorada con palmeras rafisy llega hasta una cúpula de vidrio que cala el techo. La luz natural, que cae en forma cenital, llena el espacio de quietud.


Comedor Imperial


Una espectacular mesa de incienso macizo de cuatro pulgadas de espesor, encuentra la compañía perfecta en el sillón de respaldo alto en crudo con ribete marrón de una de sus cabeceras. Al fondo, so­bre un mueble de madera oscura, sobresalen dos floreros chinos en verde esmeralda (Okko) junto a dos muñecos vietnamitas y un cuadro de temática oriental pintado por María Fontán. Los detalles de madera oscura y vidrio que recortan la pared, se suman al estilo dominante.


En interiores




El living tiene una pared de piedra rústica que contrasta con los faroles de seda vietnamitas y que contiene el nicho donde se ubica el plasma, cuero muy profundo aparece decorado con almohadones de seda china. Al fondo se sumó un camastro capitoné de cuero (Fradusco). Un kilim antiguo (Mizrhan) convive con la mesa de madera y rattán y dos sillas de silueta oriental, con respaldo finito y alto y almohadones de seda (Okkó). El geométrico jardín interior, que continúa e alta y termina en una cúpula de vidrio, aparece enmarcado con bancos de material vestidos con almohadones de loneta náutica. Todo el recorrido del interminable pasillo de la planta alta, que conduce a los dormitorios, está acompañado por una biblioteca lateral enchapada en incienso lustrado a mano (Francisco Romero, maestro lustrador)


Juegos y Símbolos


La sala de juegos forma parte del gran loft que comparten en la planta baja el living y el comedor, con las gruesas vigas de madera oscura lustra­da que coronan el cielo raso de todo el espacio, a modo de marca registrada. En primer plano, una gran mesa de billar y un sofá capitoné tapizado en seda china, con almoha­dones de seda fucsia. Aquí se puede ver el formato de la casa, con una planta en forma de cruz y el jardín interior como corazón central. En un alto de la escalera, dos iconografías japonesas de la artista María Fontán que contrastan alegremente con la rigidez de las barandas de madera. Las finas rajas de vidrio son una constante que da movimiento a los muros. Un gran Buda en madera tallada se recorta contra el símbolo japonés de la pared exterior.